El amor es un sentimiento complejo y bonito al mismo tiempo que puede unir a dos personas de manera especial. Sin embargo, a pesar de la intensidad del amor, las relaciones pueden llegar a su fin, dejando a los involucrados confundidos y con dolor. La psicóloga M.ª Jesús González afirma que «el amor es un pilar fundamental en una relación, pero no es el único. Se necesitan otros ingredientes, como la comunicación, el respeto, la confianza y el compromiso, para que una relación funcione a largo plazo». ¿Cómo es posible que una relación termine si ambos se quieren? En este artículo veremos las razones detrás de estas rupturas, más allá de la falta de amor.
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¿Por qué las parejas terminan aun cuando se quieren?
Una encuesta realizada por Pew Research Center indica que el 64% de los adultos considera que tener intereses y objetivos de vida compartidos es importante para el éxito de una relación a largo plazo. No todas las personas cumples este objetivo o, simplemente, se olvidan y lo dejan pasar. Algunas de las otras razones por las que las parejas llegan a terminar, son las siguientes (aun cuando se quieren, y mucho).
1. No hay una comunicación clara
Imagina que estás jugando un videojuego, pero con un mando que no responde bien. Frustrante, ¿verdad? Algo similar ocurre en las relaciones cuando la comunicación no fluye como debería. Hablar parece sencillo, pero decir lo que realmente sientes y piensas, especialmente en situaciones de tensión, es lo mejor.
Ahora, piensa en esos momentos en los que algo que te dijo tu pareja no te gustó, pero optaste por el silencio para evitar una discusión. Ese silencio, aunque cómodo en el momento, puede transformarse en un muro invisible que separa. La comunicación no es solo hablar, sino también saber escuchar. Y esto no significa solo oír lo que el otro dice, sino entender el porqué lo dice. Ponerse en los zapatos del otro puede evitar que una pequeña chispa se convierta en un incendio.
2. Tienen un futuro diferente
Todos tenemos sueños y aspiraciones, y cuando estás en una relación, parece que juntar esos sueños debería ser fácil. Pero, ¿qué pasa cuando tu idea de un futuro ideal choca con la de tu pareja? Aquí es donde el «nosotros» se pone a prueba. Por ejemplo, si uno sueña con viajar por el mundo y el otro quiere establecerse y formar una familia pronto, las tensiones pueden surgir. No se trata de que uno de los sueños sea más válido que el otro, sino de encontrar un equilibrio o compromiso que funcione para ambos.
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Sin embargo, encontrar ese equilibrio es más fácil decirlo que hacerlo. Requiere mucha conversación (¡vuelta al punto uno!) y, a veces, incluso concesiones dolorosas. Si esos sueños son completamente incompatibles, puede ser un acto de amor, reconocer que la mejor manera de apoyarse mutuamente es tomar caminos separados. Duele, pero a veces el respeto por los sueños y aspiraciones del otro es la forma más sincera de amor.
3. No hay algo «estable»
¿Alguna vez te has sentido como el único que realmente se esfuerza en la relación? Esa sensación de estar remando solo en un barco diseñado para dos no solo es agotadora, sino que también puede hacerte sentir menospreciado. El equilibrio es clave en cualquier relación amorosa. Si uno siempre es el que planifica las citas, da los regalos o busca solucionar los problemas, eventualmente, el cansancio y el resentimiento aparecerán.
Lo más complicado de este desequilibrio es que puede crecer silenciosamente y sin grandes señales de alarma. Quizás empiece con pequeñas cosas, como siempre ser tú quien envía el primer mensaje de buenos días o quien se disculpa primero después de una pelea, sin importar quién tuvo la culpa. Mantener un equilibrio en dar y recibir es fundamental para que ambos se sientan valorados y queridos en la relación.
4. Ambos crecen personalmente por caminos diferentes
Las personas no somos estatuas; cambiamos, aprendemos y evolucionamos. Cuando estás en una relación, idealmente, creces junto con tu pareja, pero la realidad no siempre es tan poética. A veces, uno crece en una dirección que el otro no comparte o incluso comprende. El crecimiento personal es vital, pero cuando lleva a caminos divergentes, puede poner a prueba la fortaleza de la relación.
Imagina que uno de los dos descubre una nueva pasión o carrera que implica grandes cambios, como mudarse a otra ciudad o dedicar mucho más tiempo a actividades individuales. Si el otro se queda atrás o simplemente no se interesa por estos nuevos caminos, la brecha se puede ensanchar. El apoyo mutuo es esencial, pero cuando el crecimiento personal se convierte en divergente, mantener una relación cohesiva se vuelve un verdadero reto.
Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.
Jacinto Benavente
5. No hay intimidad física
La intimidad, tanto física como emocional, es como el pegamento que mantiene unidas las piezas de una relación. Sin ella, incluso el amor más fuerte puede empezar a desmoronarse. Es vital sentirse conectado no solo cuerpos sino almas. Piensa en la intimidad emocional como el acto de abrir completamente tu corazón, compartiendo tus miedos más profundos, tus sueños más locos y tus días más mundanos. Si esa apertura empieza a cerrarse, la relación puede sentirse distante, como si hablaras más con un conocido que con tu pareja.
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En cuanto a la intimidad física, no es solo una cuestión de atracción, sino de conexión y comunicación a través del tacto. Un abrazo, un beso, una caricia… son pequeños actos que refuerzan el vínculo y reafirman el deseo y el cariño mutuo. Cuando estas expresiones de amor se vuelven esporádicas o desaparecen, la relación puede entrar en una zona de confort que a menudo preludia el desapego. Reavivar la chispa no solo implica más citas o regalos, sino encontrar de nuevo esas maneras únicas de conectarse física y emocionalmente.
6. Hay una influencia externa
¿Has sentido la presión de amigos o familiares sobre tu relación? A veces, estas influencias externas pueden ser más destructivas de lo que nos gustaría admitir. Desde expectativas familiares hasta comparaciones con otras parejas en redes sociales, el peso del «debería ser» puede ser abrumador. Es crucial blindar la relación contra juicios externos y centrarse en lo que realmente importa: tú y tu pareja.
Pero, vamos, sabemos que decirlo es más fácil que hacerlo. Si tu familia o amigos no aprueban a tu pareja, o si constantemente te sientes juzgado por las decisiones que tomas en tu relación, el estrés puede acumularse y comenzar a erosionar el vínculo que has construido. Construir un frente unido puede no solo fortalecer la relación, sino también ayudar a definir límites claros con terceros.
7. No se esfuerzan conjuntamente
Una relación es un proyecto de equipo, donde ambos deben poner de su parte para que funcione. Si solo uno arrastra el peso de solucionar problemas, planear salidas o mantener viva la llama, tarde o temprano se sentirá agotado. El esfuerzo debe ser recíproco; de lo contrario, la balanza se inclina y todo se puede venir abajo.
Piensa en ello como si fuera un equipo de baloncesto donde solo un jugador intenta hacer todos los tiros. No solo es injusto, sino también ineficaz. Ambos deben estar dispuestos a tirar del carro, compartir responsabilidades y enfrentar desafíos juntos. Hablar sobre las expectativas y responsabilidades puede ayudar a asegurarse de que ambos están en la misma página y dispuestos a poner el trabajo necesario para que la relación florezca.