Es como si estuvieras en una montaña rusa emocional: un día estás arriba, pensando que todo va genial, y al siguiente, te deja en visto o desaparece. Si te estás preguntando si esa persona realmente quiere algo contigo o solo está jugando contigo, aquí tienes algunas señales clarísimas de que solo te está ilusionando… y nada más.
Seguro que conoces a alguien así: te busca, te lanza indirectas, te llena de ilusión… pero cuando tú te lo empiezas a tomar en serio, se aleja. No sabes si está confundido, si le das miedo o si simplemente te tiene ahí “por si acaso”. En este artículo vamos a hablar de esas personas que te dan justo lo suficiente para que no te vayas… pero nunca lo suficiente como para quedarte tranquil@. Porque una cosa es gustar y otra muy distinta, querer algo de verdad.
1. Mucho texto, pocas acciones
Esta persona te escribe todos los días, te responde con rapidez, te manda memes, te dice cosas como “me encantas” o un “ojalá estuvieras aquí ahora mismo”… Pero a la hora de la verdad, nunca propone quedar, ni hace nada por acercarse a ti.
Cuando alguien quiere verte, busca el modo. Cuando alguien quiere tenerte cerca, mueve cielo y tierra si hace falta. El resto son excusas bonitas envueltas en palabras vacías.
¿Te dice que le gustas, pero no te invita a salir ni una vez? Alerta roja.
Porque por más que te endulce los oídos, si no da pasos reales, solo está jugando a mantenerte enganchad@.
2. Te busca cuando le conviene
Hay días que parece que le importas muchísimo, y otros que se borra del mapa. Y, casualmente, siempre vuelve cuando le va mal, está sol@, aburrid@ o necesita validación.
¿Te ha pasado que justo aparece cuando tú ya estabas soltando o cuando subes una historia guapísima? Clásico. Eso no es amor, es ego herido.
Esto se llama refuerzo intermitente y es una táctica inconsciente que genera adicción emocional. Hay estudios reales (como los de B.F. Skinner en conductismo) que demuestran que ese vaivén de atención genera un enganche brutal, porque el cerebro se vuelve adicto a la incertidumbre.
Te busca cuando le apetece, pero no cuando tú lo necesitas. ¿Y sabes qué? Tú mereces alguien que esté, no solo cuando le va bien.
3. No te deja ir, pero tampoco te elige
Aquí entra el famosísimo:
“No estoy listo para una relación”
“No quiero hacerte daño”
“Ahora mismo no puedo darte lo que mereces…”
Pero aun así, te sigue hablando, coqueteando y dándote esperanzas. ¿Ves la contradicción? No está disponible, pero tampoco quiere perderte. Te tiene en el “por si acaso”.
- Te puede interesar: 11 señales claras de que tu pareja duda de ti (y duele más de lo que imaginas)
Y tú mientras, ahí, a medias. Esperando que algo cambie. Pero si después de semanas o meses todo sigue igual, no va a cambiar. Te está reteniendo por pura comodidad emocional.
Alguien que te quiere de verdad no te deja en pausa. No te guarda como plan B mientras decide si le interesas.
4. Todo va bien… hasta que tú te ilusionas de verdad
Al principio, es todo fuego. Te busca, te escribe sin parar, te hace sentir únic@. Pero cuando tú empiezas a mostrar interés de forma clara, cuando te ilusionas o le preguntas «¿qué somos?»… ahí se enfría.
Es como si solo quisiera tu atención mientras tú estuvieras medio confundid@, pero cuando tú te entregas del todo, se asusta y huye.
Esto pasa porque no quería algo real, solo le gustaba el juego. Le gustaba sentirse deseado, especial… pero no está preparado para sostener algo emocionalmente serio.
Y ahí es cuando tú te sientes tonto/a, porque diste lo mejor justo cuando más se alejó. Pero no fue culpa tuya: esa persona no sabía sostener lo que despertó en ti.
5. Evita hablar del “nosotros”
Tú intentas abrir conversaciones que impliquen un mínimo de visión a futuro:
“¿Te gustaría ir a tal sitio?”, “¿Nos veremos pronto?”, “¿Qué somos?”
Y esa persona cambia de tema, se ríe, esquiva la pregunta o responde con algo ambiguo tipo:
“No me gusta etiquetar las cosas”, “Vivamos el momento”, “Fluye”
¿Fluir? Claro, fluir… pero sin rumbo. Y tú mientras con el corazón medio partido esperando señales de humo.
Si no quiere hablar de “nosotros”, es porque no se ve ahí. No le interesa construir, solo está disfrutando de la atención presente.
6. Sientes más ansiedad que ilusión
Esta es la señal definitiva. Cuando piensas en esa persona, ¿te sientes tranquil@, segur@, feliz? ¿O estás en constante duda, preguntándote si hiciste algo mal, si ya no le gustas, si te estará evitando?
Cuando hay más ansiedad que paz, ahí no es. Una relación sana te da calma, no te activa el modo detective 24/7.
Y lo peor es que empiezas a normalizar esa montaña rusa emocional. Empiezas a creer que eso es el amor… cuando en realidad es puro desgaste emocional.
¿Por qué hacen esto algunas personas?
No siempre lo hacen con maldad, pero eso no quita el daño. Muchas personas se enganchan a gustar, a sentir que tienen a alguien ahí, pero no están dispuestas a ofrecer lo mismo. A veces ni siquiera lo hacen por ti, lo hacen por ellos: por su necesidad de atención, por miedo a estar solos, por su propio ego. Pero eso no justifica que te tengan atrapado en algo que no avanza.
También puede pasar que esa persona esté perdida, que no sepa lo que quiere, y que te esté usando como refugio emocional mientras lo descubre. Pero el problema es que tú sí sabes lo que quieres. Y estar con alguien que no tiene ni idea solo te va a hacer perder el tiempo y la autoestima. Así que por mucho que duela, soltar también es una forma de quererte.