A veces no hace falta hablar para saber cómo nos sentimos. Lo curioso es que nuestras emociones se reflejan en cosas tan simples como un color. Sí, en serio. Ese tono que te atrapa sin explicación puede tener mucho que ver con cómo estás por dentro. Este test visual es fácil, rápido y, sobre todo, muy revelador. Dale, elige un color sin pensarlo mucho… y descubre qué dice de ti ahora mismo.
Así que, sin pensarlo mucho… ¿Qué color te ha saltado a los ojos primero? No el que «te gusta más en general», sino el que tu mirada ha buscado como por instinto.
¿Ya lo tienes? Pues ahora viene la magia:
ROJO
Si lo primero que ha llamado tu atención es el rojo, tu interior está a mil revoluciones. Este color está conectado con la pasión, el deseo, la energía bruta, pero también con el enfado o la urgencia emocional.
Estás viviendo un momento donde todo se siente muy intenso. Quizá estás enamorado/a hasta las trancas, o al contrario, arrastrando un enfado o una frustración que llevas tiempo acumulando.
Tu parte emocional está pidiendo acción, movimiento, decisiones. No estás para medias tintas. Pero ojo, porque tanta intensidad también puede hacer que te quemes rápido o que reacciones sin pensar.
Necesitas canalizar esa energía para que te sume, no que te consuma. El rojo es poder, pero también es fuego… y el fuego, si no se controla, quema.
AMARILLO
¿Has elegido el amarillo? Entonces estás en modo “necesito un rayo de sol en mi vida”. Este color habla de alegría, optimismo y ganas de claridad, pero también puede revelar que vienes de una etapa gris y estás intentando encontrar luz.
Seguramente eres una persona con mente inquieta, con mil ideas y sueños, pero últimamente te has sentido un poco desconectado/a o disperso/a. El amarillo aparece cuando tu interior dice: “quiero volver a brillar”.
Puede ser que estés en un momento de transición, buscando ese “algo” que te motive otra vez. O quizá ya lo tienes claro, y simplemente necesitas el empujón emocional para lanzarte.
Tu energía quiere volver a ilusionarse, reír, disfrutar sin peso. Déjate contagiar por lo simple, lo bonito y lo que te hace vibrar sin complicaciones.
AZUL
Elegir el azul es señal de que tu alma pide calma. Quizá estás pasando por un momento emocional denso o simplemente sientes que necesitas silencio, orden y estabilidad emocional.
El azul está muy vinculado a la tranquilidad, la reflexión, la honestidad emocional. Puede que te encuentres en una etapa donde estás priorizando la paz antes que cualquier emoción intensa. O tal vez estás agotado/a del ruido mental y emocional y solo quieres respirar.
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Si este color te ha llamado, lo más probable es que estés intentando sanar heridas internas sin hacer mucho ruido. Necesitas tiempo contigo, dormir bien, conversaciones profundas, estar con gente que no agote.
No es frialdad, es autocuidado. El azul te recuerda que no todo tiene que doler para ser real. La calma también es una emoción poderosa.
VERDE
El verde es el color de la sanación emocional, del equilibrio y de la conexión con uno mismo. Si lo elegiste, hay una parte de ti que está reconstruyéndose desde dentro, con calma, sin prisa pero sin pausa.
Quizá estás saliendo de una etapa difícil, de una ruptura, de un bajón emocional o incluso de un burnout. El verde aparece cuando, aunque no lo veas del todo, tu corazón está haciendo el trabajo necesario para sentirse bien de nuevo.
También es símbolo de empatía: puede que estés aprendiendo a poner límites sin dejar de cuidar a los demás, o que estés queriendo rodearte de personas que te aporten paz.
Tu energía se está reordenando. No estás mal, estás en proceso. Y eso, aunque duela a veces, es precioso.
MORADO
Si te ha llamado el morado, tu mente está a otro nivel. Este color conecta con la intuición, la profundidad emocional, la sensibilidad y la introspección.
Estás buscando algo más que lo superficial. Quieres entenderte, entender a los demás, comprender por qué sientes como sientes. Puede que estés atravesando un momento de transformación interna, donde estás viendo cosas que antes ignorabas o no te atrevías a aceptar.
El morado es también un color muy conectado a la espiritualidad, a lo místico, a lo que no se ve pero se siente. Quizá te sientes más conectado/a a tu intuición, o estás descubriendo partes de ti que tenías dormidas.
Es una etapa de evolución emocional y mental, que aunque a veces pueda ser confusa, está construyendo una versión más honesta y poderosa de ti.
NEGRO o tonos oscuros
Si has sentido atracción por el negro o colores muy oscuros, probablemente estés en un momento donde necesitas protegerte emocionalmente. Este color suele reflejar que has estado absorbiendo demasiado, y ahora estás en modo “cierre emocional temporal”.
Eso no significa que estés mal, pero sí que estás en una etapa donde has decidido guardarte un poco más, filtrar a quien le das tu energía, y priorizarte. El negro también representa poder interno, fuerza silenciosa y capacidad de introspección.
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Puede que estés atravesando un proceso personal del que no hablas mucho, y eso está bien. No todo el mundo tiene que entenderlo.
Estás recogiendo tus piezas para volver a salir más fuerte. Silencio no es debilidad, a veces es estrategia emocional.
BLANCO o colores suaves
¿Elegiste el blanco o un color clarito? Tu corazón está pidiendo paz, limpieza emocional y reinicio. Quizá vienes de una etapa muy cargada a nivel emocional y ahora solo quieres soltar todo ese peso que no era tuyo.
El blanco es el color del renacimiento emocional, de las segundas oportunidades (contigo o con otros), y también de la conexión contigo mismo sin tanto ruido externo.
Puede que estés en modo introspectivo, soltando cosas del pasado, intentando comprenderte sin juzgarte. Y eso es de valientes.
Estás creando un espacio nuevo para ti. Más limpio, más tuyo, más libre. Y eso, aunque parezca invisible desde fuera, es una revolución interna brutal.
Y ahora, cuéntame…
¿Qué color elegiste? ¿Te sentiste identificado/a con lo que decía?
Si te ha molado este test, guarda el post o sígueme para más contenido que te ayude a entender(te) mejor. Porque a veces, una simple elección te dice lo que tu cabeza aún no ha dicho en voz alta.