¿Has sentido la angustia de enviar un mensaje con ilusión y recibir solo el silencio como respuesta? La temida práctica de «dejar en visto» es una realidad que afecta a millones de personas en el mundo digital. Según un estudio de la Universidad de Chicago, el 75% de los usuarios de aplicaciones de mensajería han experimentado ser ignorados de esta forma.
Como dijo la escritora Maya Angelou, «El silencio es el grito más fuerte que puede existir«. Y es que ser ignorado puede ser una experiencia frustrante e incluso dolorosa. Sin embargo, no hay que perder la esperanza. Tal y como afirma la psicóloga Silvia Congost, «No hay nada más seductor que alguien que no te necesita«.
Pero, ¿qué puedes hacer cuando ese chico te ha clavado «un visto» y tú quieres seguir hablándole? Hay varios motivos por lo que esto pasa y puedes tomar varias decisiones al respecto, veamos cuáles son.
No te lo tomes personal
Empezamos con lo básico, ese mantra que deberías repetirte como si fuera tu canción favorita: no te lo tomes personal. En el mundo hiperconectado de hoy, todos lidiamos con un bombardeo constante de notificaciones. Tu mensaje podría haberse perdido en medio de un día atareado. Piénsalo, ¿cuántas veces has visto un mensaje y has pensado «ahora respondo» para luego olvidarlo completamente? Exactamente. El no recibir respuesta inmediata no es un reflejo de tu valor como persona o del interés que esa persona tiene en ti. La vida de cada uno es un rompecabezas complejo, y no siempre es fácil encajar todas las piezas a la primera.
Además, adoptar esta mentalidad te ayuda a preservar tu paz mental. Si cada vez que te dejen en visto te tomas un tiempo para pensar sobre el sinfín de razones no relacionadas contigo por las cuales esto podría haber ocurrido, empezarás a ver estos momentos con mucha más calma. Este enfoque te permite mantener la confianza en ti mismo y evitar caer en espirales de pensamientos negativos que no contribuyen a tu bienestar.
Mantén la calma
Aquí vamos, el primer paso práctico: respira, hondo y mantén la calma. Imagina que estás en la orilla del mar, viendo cómo las olas vienen y van, igual que los mensajes y las respuestas en nuestras vidas. Enviar otro mensaje de inmediato puede hacer que parezcas desesperado o, peor aún, invasivo. Y nadie quiere ser ese tipo de persona. Darte y darle espacio a la otra persona es fundamental. Este tiempo no solo sirve para que el receptor procese tu mensaje inicial (si es que lo ha visto y olvidado) sino que también te ofrece un momento de pausa para pensar sobre si realmente quieres seguir invirtiendo energía en esta conversación.
Es como cuando haces una pausa antes de comprar algo impulsivamente. Te preguntas, ¿realmente necesito esto? Este tiempo de espera te da la oportunidad de ver las cosas con más claridad. Si después de este periodo sientes que vale la pena, entonces adelante, pero hazlo con tacto. Un mensaje ligero y sin presiones muestra que estás interesado pero no desesperado. Es un equilibrio delicado, pero tú puedes dominarlo.
«No te tomes nada personalmente. Nada de lo que hacen los demás es por ti. Lo que hacen es proyección de su propia realidad, de su propio sueño»
Miguel Ruiz
Cómo reaccionar
Cuando decides que es el momento de volver a lanzar un mensaje ¿cómo lo haces? Aquí la clave es la ligereza. Piensa en ese mensaje como si fuera una pluma flotando hacia el receptor. Algo simple, quizá incluso un poco humorístico, que indique que estás ahí pero sin la presión de una respuesta inmediata. ¿Por qué no compartir algo que te haya hecho reír o pensar? Si durante vuestras conversaciones anteriores mencionó que le gusta un artista, un tipo de música o una serie, puedes aprovechar eso. «¡Hey! Vi esto y me acordé de lo que dijiste sobre… ¿Qué opinas?» Es casual, es directo, y abre la puerta a una conversación sin parecer que estás exigiendo atención.
Este enfoque hace dos cosas: primero, rebaja la tensión. No estás pidiendo una explicación por el visto sin respuesta, simplemente estás retomando el hilo. Segundo, demuestra que tienes interés en sus gustos y opiniones, lo que es una base sólida para cualquier tipo de relación. Si decides enviar un meme, asegúrate de que sea uno bueno y relevante para ambos. Los memes son el lenguaje universal de nuestra generación, pero elige sabiamente. Lo que buscas es sacarle una sonrisa y que piense «Vale la pena responder a esto».
Analiza el contenido de tus mensajes
Antes de mandar otro mensaje, haz una pausa para analizar tus últimos envíos. Todos tenemos días malos, momentos en los que nuestra comunicación no es la mejor. ¿Dijiste algo que podría haberse malinterpretado? En el calor del momento, incluso un comentario inocente puede leerse de manera diferente. Si crees que pudiste haber cruzado una línea o dicho algo que no fue bien recibido, está bien admitirlo y pedir disculpas. La honestidad y la vulnerabilidad pueden abrir puertas que el orgullo mantiene cerradas.
Eso sí, lo importante aquí es la autenticidad. No se trata de pedir perdón por todo constantemente, sino de reconocer si realmente hubo un paso en falso por tu parte. Este gesto puede ser increíblemente poderoso. No solo muestra madurez, sino que también abre un espacio para que la otra persona se sienta cómoda expresando sus propios sentimientos. Quizás no fue tu mensaje lo que causó el silencio, pero este acto de apertura puede ser justo lo que necesitaba la conversación para reanudarse.
Sé tú mismo
No hay nada de trivial en este consejo. En un mundo lleno de perfiles de Instagram filtrados y vidas perfectas en Facebook, la autenticidad es agradable. Cuando intentas ser alguien que no eres, no solo te haces un flaco favor a ti mismo, sino que también pones en juego la posibilidad de una conexión real. Las personas gravitan hacia la autenticidad; hacia aquellos que se sienten cómodos en su propia piel. Así que, si sientes la necesidad de cambiar quién eres para mantener a alguien interesado, quizás sea momento de preguntarte si realmente vale la pena.
Ser auténtico también significa estar abierto a mostrar tus intereses, tus pasiones y, sí, incluso tus peculiaridades. Estas son las cosas que te hacen único, que te diferencian del resto. Siempre habrá alguien a quien le encante exactamente eso que te hace ser tú. Y si la persona al otro lado del chat no aprecia eso, quizá no sea la persona adecuada para ti.
«La felicidad no siempre se logra a través de la acción directa; a veces se logra mediante la inacción. No responder a una provocación es a menudo la mejor manera de lidiar con ella»
Dalái lama
Si no responde…
Si después de tus esfuerzos, el silencio persiste, es crucial saber cuándo es momento de pausar y reevaluar. No se trata de rendirse al primer obstáculo, pero sí de reconocer que tu tiempo, energía y emociones son valiosos. Continuar invirtiendo en alguien que no muestra interés puede ser drenante y, francamente, un poco masoquista. La vida es demasiado corta para correr detrás de quien no está dispuesto a caminar a tu lado.
Aceptar esto no es fácil. Requiere de madurez y autorrespeto. Pero también abre la puerta a nuevas posibilidades. La realidad es que hay muchas personas por conocer, y cada interacción nos prepara mejor para la siguiente. Deja ir no significa fracasar; significa que estás listo para lo que viene. Y lo que viene puede ser mucho mejor. Mantén tu mente y tu corazón abiertos. La persona correcta valorará lo que ofreces y responderá con entusiasmo a tus mensajes.
La perspectiva psicológica
Ser ignorado duele, no porque seamos débiles, sino porque estamos cableados para buscar interacción con los demás. Estudios han demostrado que el rechazo activa las mismas áreas del cerebro que el dolor físico. Sin embargo, también nos enseñan la importancia de desarrollar resiliencia emocional. Cómo reaccionamos a estos momentos define nuestro camino hacia adelante. Enfrentar el rechazo con dignidad, aprendiendo de cada experiencia y manteniendo una imagen positiva de nosotros mismos, es fundamental.
Esto no significa que no vayas a sentirte mal cuando te dejen en visto; es natural sentirse decepcionado. Pero sí significa que puedes aprender a no dejar que estos momentos te definan. Cada conversación, cada interacción, es una oportunidad para crecer. Así que, la próxima vez que te encuentres revisando tu móvil esperando una respuesta, recuerda que tu valor no depende de una notificación.