En 1980 por cada 100 matrimonios había 4 divorcios; en 1990 y 2000 esta cifra se elevó a poco más de 7 divorcios, para 2010 el número de divorcios por cada 100 matrimonios fue de 15 y al 2013 se registraron casi 19 divorcios por cada 100 matrimonios, así lo dieron a conocer estadísticas del INEGI. A veces nos cuesta verlos porque tememos hondamente a la soledad, pero seguir en una relación donde ya no quieres estar, lastima al otro y a ti. A continuación te recordamos las maneras de darte cuenta cuando ya no eres feliz con alguien.
Mi playlist fue la primera señal
Camino al trabajo, «Ice Ice Baby» de Vanilla Ice, trajo consigo la revelación. Con ganas de oírla, la busqué en “escuchadas recientemente”. Todas las canciones hablaban sobre algo totalmente distinto al amor. Me di cuenta de que tenía meses sin escuchar la música melosa que solía reproducir mientras pensaba en nosotros. Mis pensamientos diarios estaban en otro lugar, menos en ti.
“Enfermé” extrañamente del estómago
Hablábamos siempre de nosotros. Recordábamos una y otra vez nuestras aventuras del pasado, lo bien que la pasamos, nuestras pequeñas glorias. Ir al cine o por un café dejó de ser atractivo. Una notificación de WhatsApp se volvía el pretexto perfecto para aislarnos por momentos de una plática monótona encima de la mesa. Mi repertorio de enfermedades comenzó a volverse creativo; desde la cabeza hasta el estómago, una sintomatología inventada era el pretexto para no verte.
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“¿Y ese ‘me encanta’ de quién es?”
Los celos eran insoportables. Me refiero a los míos. Siempre escuché que eran inseguridades y que no tienen nada que ver con el amor. Hoy he descubierto que es cierto, pero entonces lo ignoraba por completo. Todo el tiempo temía que estuvieras con alguien más. Cada “like” de tu muro de Facebook pasaba por una minuciosa inspección mía. Era demasiado miedo, miedo que llegó a romperme más de una vez.
Ya no estabas en mis planes de futuro
Cuando imaginaba mi vida en los próximos años, no te veía. Me sorprendía cuando me decías que en tus planes sí estaba yo. Nuestros caminos fueron torciéndose hasta llegar a sentidos completamente opuestos. La manera en la que veías la vida -que al comienzo era como la mía- ahora me parecía extraña. Tenía la intuición de que en algún momento acabaríamos por separarnos. No sabía que sería tan pronto y para siempre.
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Mis amigos se preocupaban por mi
Desde el primer día que te conocí, ellos lo supieron. Fueron testigos de un amor incipiente que se volvió cada vez más fuerte hasta que les confesé que eras el indicado. Estaban felices por mí porque yo era feliz. Jamás me habían visto así. Tiempo después comenzaron a preocuparse. Mis ojos hinchados del llanto, mi cabello despeinado y mi mirada perdida eran mis detractores cuando contestaba “todo bien”. Ellos supieron antes que yo que todo había acabado.
Nos hacíamos daño
Me heriste cientos de veces. Yo busqué multiplicar cada una de ellas. “Uno no lastima lo que ama”, leí alguna vez en algún lugar. Ahí supe que no había marcha atrás. Era involuntario, lo juro, pero era inevitable.
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“Yo también”
Tus “te amo” no tenían la misma respuesta en mí. “Yo también”, contestaba. No podían salir de mi boca las mismas palabras, sentía que te mentía. Estaba profundamente triste. Quería quererte, pero me era imposible.
Dejé de arreglarme
Las primeras citas significaban para mi avalanchas emocionales. Tardaba horas eligiendo un vestido. Me probaba todo y al final terminaba con lo el primero que había escogido. Quería que me vieras linda pero conforme pasó el tiempo, la indiferencia se convirtió en un hábito. Me daba igual cómo me vieras.
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Planes separados
Siempre me ha gustado estar sola. Cuando éramos felices, sin embargo, prefería tu compañía a cualquier cosa en el mundo. Ver desde un sillón el día pasar junto a ti, era no sólo suficiente para mí sino glorioso. Al paso del tiempo todo cambió. Tú cambiaste. Escoger una película implicaba una pelea fastidiosa que quería evitar. Volví a mí, tú te retiraste también.
Buscaba tests en internet para saber si ya no te quería
Mi historial comenzó a llenarse con páginas del corazón. “¿Cómo sé si debo terminar una relación?”, “Termina con él sin romperle el corazón con estos consejos”, “Cómo superar una ruptura”. Ya no podía engañarme, tampoco a ti.
Tú eres quien más te conoce. Admitir que ya no eres feliz con alguien puede ser difícil si no sabes lidiar con la soledad. Pero si realmente tienes algún grado de cariño por esa persona que te ha hecho feliz por poco o largo tiempo, ser honesta es lo mejor que puedes hacer.
Deja fluir aquello que no es para ti y permite que él encuentre alguien que esté en su sintonía.