En las relaciones, todos buscamos maneras de mejorar la dinámica con nuestras parejas. La psicología inversa, aunque suena a algo que solo se vería en películas, es una técnica real y efectiva que puede ayudarte a conseguir lo que deseas en una relación. Según estudios recientes, las personas tienden a reaccionar de manera opuesta a lo que se les dice que hagan cuando sienten que su libertad de elección está siendo amenazada. “Cuando te dicen que no puedes hacer algo, de repente lo quieres hacer más”, dice el psicólogo John Bargh. Este principio básico de la psicología inversa puede ser una herramienta útil si se usa con tacto.
Usar la psicología inversa en el amor no es manipular ni jugar con los sentimientos de la otra persona, sino más bien entender cómo funcionan nuestras mentes y emociones para crear un ambiente donde ambos se sientan más conectados y comprometidos. Un estudio publicado en el Journal of Social Psychology mostró que las parejas que utilizan técnicas de psicología inversa de manera consciente y respetuosa tienden a reportar niveles más altos de satisfacción en sus relaciones. “A veces, menos es más”, dice la terapeuta de relaciones Jane Greer, sugiriendo que no siempre debemos ser directos con nuestras necesidades y deseos.
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Aplicar estos trucos requiere paciencia y un entendimiento de tu pareja. No es simplemente decir lo opuesto a lo que quieres, sino más bien crear situaciones en las que tu pareja sienta que sus decisiones son propias. En una encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología, se encontró que el 68% de las personas respondieron positivamente a técnicas de psicología inversa en contextos sociales y personales. Esto respalda la idea de que la psicología inversa puede ser una herramienta útil, siempre y cuando se aplique de forma ética y con buena intención.
Muestra desinterés en lo que te importa
Si hay algo que realmente deseas hacer con tu pareja, actúa como si no fuera gran cosa para ti. Al no mostrar un interés intenso, podrías despertar la curiosidad de tu pareja, y podrían ser ellos quienes sugieran hacerlo. Por ejemplo, si quieres ir a un concierto, en lugar de insistir, di algo como “Oh, parece que habrá un concierto, pero no sé si vale la pena”. Esto crea un efecto de intriga que puede hacer que tu pareja se interese más.
Alaba otras opciones
Si deseas que tu pareja elija una opción específica (como un restaurante o una actividad), comenta casualmente lo geniales que son otras opciones. Esto puede hacer que la opción que realmente quieres parezca más atractiva en comparación. Si quieres ir a un restaurante italiano, podrías decir algo como “El restaurante francés parece bueno, pero escuché que el italiano tiene un ambiente increíble”. Al desviar la atención, tu pareja podría optar por el lugar que realmente deseas.
Acepta los defectos con humor
Si hay algún comportamiento de tu pareja que te molesta, en lugar de quejarte, trata de bromear al respecto de una manera amable. Esto puede hacer que tu pareja lo vea desde otra perspectiva y considere cambiar ese comportamiento por sí misma. Por ejemplo, si tu pareja siempre deja los calcetines tirados, podrías decir con una sonrisa: “Veo que los calcetines son exploradores, siempre encuentran lugares nuevos”. Este enfoque ligero puede ser más efectivo que una crítica directa.
Sé impredecible
En lugar de seguir siempre las mismas rutinas, cambia tus patrones de vez en cuando. La sorpresa puede ser un gran motivador y puede hacer que tu pareja valore más tu presencia y atención. Si siempre cenas en casa los viernes, sugiere de repente salir a cenar o preparar un picnic en el parque. Esta variación puede romper la monotonía y añadir un toque de emoción a la relación, haciendo que tu pareja se sienta más intrigada y valorada.
Retírate cuando sea necesario
Si sientes que te estás esforzando demasiado por ganar el afecto de tu pareja, da un paso atrás. A veces, al crear un poco de distancia, tu pareja puede darse cuenta de lo que está perdiendo y esforzarse más por acercarse a ti. No se trata de ignorar a tu pareja, sino de darte tu propio espacio y permitir que tu pareja tenga tiempo para extrañarte. Este pequeño retiro puede hacer maravillas para que tu pareja valore más tu presencia y atención.
Haz que las pequeñas cosas cuenten
Si deseas que tu pareja valore más ciertos gestos o detalles, deja de hacerlos por un tiempo. La ausencia de estos pequeños actos puede hacer que tu pareja los extrañe y los valore más cuando vuelvas a hacerlos. Por ejemplo, si siempre preparas el café por la mañana, prueba a no hacerlo durante unos días. Es probable que tu pareja se dé cuenta de ese pequeño gesto y lo aprecie más cuando lo retomes.
Utiliza el “no” estratégicamente
Si tu pareja te pide algo y siempre dices que sí, intenta decir no de vez en cuando. Este cambio puede hacer que tu pareja se esfuerce más para obtener lo que quiere y aprecie más tu consentimiento cuando finalmente digas que sí. No se trata de negar todo, sino de ser más selectivo y consciente de cuándo cedes. Este pequeño ajuste puede hacer que tu pareja valore más tus síes y aprecie tu disposición a complacerlo.
Deja espacio para la iniciativa
A veces, cuando queremos algo, tendemos a tomar la iniciativa y hacerlo nosotros mismos. En lugar de esto, deja que tu pareja tome la iniciativa. Esto puede hacer que sienta más compromiso y satisfacción en la relación. Por ejemplo, si siempre planeas las salidas, deja que tu pareja lo haga de vez en cuando. Este cambio de roles puede fortalecer la relación y hacer que ambos se sientan más valorados y apreciados.
Comparte menos de tus planes
Si sueles compartir todos tus planes y actividades, prueba a mantener algunas cosas para ti mismo. Este aire de misterio puede despertar el interés y la curiosidad de tu pareja. No se trata de ocultar cosas importantes, sino de no revelar todos los detalles de tu día a día. Esta pequeña reserva puede hacer que tu pareja se sienta más intrigada y quiera saber más sobre ti.
Haz elogios sutiles
En lugar de elogiar abiertamente a tu pareja, intenta hacer comentarios positivos sobre cosas relacionadas con ella de manera indirecta. Por ejemplo, en lugar de decir “Me encanta cómo cocinas”, podrías decir “Últimamente he estado pensando en esa cena deliciosa que tuvimos la otra noche”. Esto puede tener un impacto mayor. Este tipo de elogio puede ser más efectivo, ya que parece más espontáneo y genuino, y tu pareja sentirá que estás realmente atento a los detalles.