Como dijo el gran Shakespeare: «El amor es ciego, y los amantes no pueden ver las tonterías que cometen». Y es que, a veces, por mucho que queramos ver las cosas claras, el amor nos nubla la vista. Te sonríe, te toca el brazo, pero luego te deja en visto… ¡Desesperante! Te lanzas a interpretar sus palabras, sus gestos, sus miradas… y terminas más confundido que un pulpo en un garaje.
Un estudio de la Universidad de Berkeley reveló que el 54% de las personas han malinterpretado las señales de amor de alguien. ¡Más de la mitad! Esto significa que es probable que hayas cometido algunos errores en el pasado. No te preocupes, aquí te traigo algunos de los errores más comunes para que los evites a toda costa.
Errores al interpretar señales de amor
Absolutamente, a todos nos ha pasado, que hemos malinterpretado alguna señal de esa persona que tanto nos gusta, nos hacemos ilusiones y ya nos imaginamos un futuro prometedor con esa persona. Y por supuesto que suena bonito, pero el mundo no siempre nos quiere dar lo que esperamos y es ahí cuando cometemos algunos errores de interpretación en el amor.
Error #1: Suponer en lugar de preguntar
Imagínate esto: estás viendo tu serie favorita y, de pronto, ¡bam! Giro inesperado. ¿Qué haces? ¿Te montas tus propias películas o das un paso atrás y buscas entender el porqué? En el terreno amoroso, muchos elegimos ser directores de nuestro propio drama, basándonos en suposiciones que nos llevan a finales nada felices. Jane Austen en «Orgullo y Prejuicio» nos enseñó cómo las suposiciones pueden llevarnos a malinterpretar a las personas y las situaciones, creando una barrera invisible que nos separa de la realidad y, lo más importante, del amor verdadero. En vez de dejar que tu imaginación se desboque, ¿qué tal si haces como Elizabeth Bennet y decides buscar la verdad? Sí, preguntar da miedo, pero también abre la puerta a respuestas que pueden cambiarlo todo.
Uno de los fallos más grandes que podemos cometer es suponer que sabemos lo que la otra persona siente o piensa. ¿Te suena la frase «Quien supone, no conoce»? Aunque no recuerdo quién la dijo, aplica perfectamente aquí. En lugar de construir castillos en el aire basados en suposiciones, ¿qué tal si nos armamos de valor y preguntamos directamente? Claro, da miedo, pero es mejor que vivir en la incertidumbre.
Error #2: Confundir amabilidad con interés romántico
Todos hemos estado ahí, pensando que ese «¿Cómo estás?», esconde un «Te amo» en código Morse. Pero, recuerda, no todo el que te lanza un salvavidas quiere nadar contigo. Nicholas Sparks, en «El cuaderno de Noah», nos muestra cómo el interés genuino se manifiesta en acciones que van más allá de la cortesía básica, en gestos que revelan un deseo de compartir más que un simple espacio.
Vivimos en tiempos en los que la amabilidad puede ser tan rara, que cuando alguien nos trata bien, podemos caer en la trampa de pensar que hay un interés romántico detrás. No te sientas mal, le ha pasado a los mejores. Sin embargo, aprender a distinguir entre alguien que es genuinamente amable y alguien que está interesado en algo más es crucial. Recuerda, no todos los que sonríen quieren llevarte al altar.
El que quiere estudiar el amor siempre será discípulo
Sarah Bernhardt
Error #3: Ignorar el contexto
Shakespeare, en «Romeo y Julieta», nos mostró cómo el contexto (una rivalidad familiar, en este caso) puede afectar y dar forma a una relación. Así que, antes de soñar con balcones y serenatas, recuerda mirar alrededor. ¿Es un mensaje a las 3 a.m. algo habitual para esa persona? ¿O ese café compartido fue solo un escape de una agenda apretada? Analiza la situación completa, porque el amor, al igual que una buena trama shakespeariana, siempre está envuelto en circunstancias que definen su curso.
El contexto lo es todo. No es lo mismo un mensaje cariñoso de alguien que ya ha demostrado interés en ti, a uno de una persona que apenas conoces. Las acciones deben ser interpretadas en el marco de vuestra relación actual. ¿Han compartido momentos significativos juntos? ¿O solo se conocen de vista? Mantén los pies en la tierra y analiza la situación en su conjunto antes de sacar conclusiones.
Error #4: Darle demasiada importancia a las redes sociales
Es fácil confundir atención virtual con interés real. Oscar Wilde, un adelantado a su tiempo, podría haber comentado sobre la obsesión por la aprobación social en «El retrato de Dorian Gray», mostrándonos cómo la superficialidad puede ocultar nuestras verdaderas intenciones y deseos.
En la era digital, es fácil caer en la trampa de sobreinterpretar cada like, cada historia compartida o cada emoji enviado. Aunque es cierto que cómo interactuamos en redes sociales puede dar pistas sobre nuestro interés, no es el único ni el más fiable indicador. No dejes que tu percepción de las señales de amor se vea completamente influenciada por lo que pasa en pantalla. La vida real es mucho más rica y compleja.
Error #5: Ignorar las señales claras por miedo al rechazo
A veces, el problema no es que no veamos las señales, sino que elegimos ignorarlas por miedo a lo que significan. Ya sea porque tememos al rechazo o porque no estamos seguros de nuestros propios sentimientos, este autoengaño solo nos lleva a prolongar una incertidumbre dolorosa. Como dijo una vez el escritor C.S. Lewis, «El amor es vulnerable». Aceptar la posibilidad de ser herido es parte del juego.