Hay emociones comunes que todos hemos experimentado. Miedo, cuando hay algo que nos amenaza. Ira, cuando alguien nos agrede o nos hace sentir mal. Agrado cuando nos dicen lindas palabras… En fin. Son emociones diarias, que todos conocemos. Sin embargo, también de vez en cuando aparecen algunas emociones extrañas que nos desconciertan.
No por tratarse de emociones extrañas son ajenas a la mayoría de la gente. Por el contrario. Muchos las hemos experimentado. En esta ocasión vamos a hablar un poco acerca de esas emociones extrañas que surgen de repente y nos dejan un gran interrogante. Lo que tienen de curioso también es que no se ha logrado establecer un nombre para ellas.
1. Pérdida súbita y temporal de la confianza en nosotros mismos
Esta es una molesta sensación en la que se combinan un fuerte sentimiento de inferioridad, con vergüenza, frustración y timidez. De un momento a otro nos sentimos completamente incapaces o inútiles sin saber exactamente por qué.
Esta emoción solemos ejemplificarla coloquialmente como “hacerse pequeño”. Es esa sensación de pérdida de seguridad en uno mismo cuando creemos a alguien más competente que nosotros en algún aspecto, aunque no sepamos verbalizar en cuál.
- Te puede interesar: «Cómo aprender a controlar las emociones»
2. Tristeza y alegría al mismo tiempo, una de las emociones extrañas
Otra de esas emociones extrañas ocurre cuando se entremezclan la alegría y la tristeza. No sabríamos decir en cuál proporción está presente cada una de ellas. Solo sentimos que ambas emociones coexisten.
Este tipo de sensación aparece con alguna frecuencia cuando contemplamos algo que tiene una enorme belleza. Tal vez un paisaje, o una obra de arte. También cuando apreciamos la señal de algo malo sobre un objeto bello y sublime, como una hermosa flor con uno de sus pétalos rotos o dañados.
3. Todo pasa muy deprisa y estás a punto de perder una gran oportunidad
Esta es una de las sensaciones extrañas que aparece cuando estamos cambiando de una etapa a otra en términos de edad. Lo que comúnmente llaman la crisis de los 30, o de los 40, o de los 50.
Pero no solo eso. También tenemos la sensación de que estamos “perdiendo la oportunidad de algo”, aunque no sepamos definir de qué. Simplemente es como si perdiéramos el tren que ya salió y no volverá.
- Quizá te interese: «Cómo leer las emociones de alguien en sus ojos»
4. Todo va a salir bien, aunque no parezca
Esta es una de las sensaciones extrañas que a la vez son muy agradables. Todos la hemos experimentado alguna vez y para ella sí hay una palabra que la define: pronoia.
Gracias a esa sensación, experimentamos el mundo con inusitado optimismo y esperanza. Tenemos una certeza interna que nos señala que todo va a estar bien. También sentimos como si no hubiese nada que pudiera interponerse en nuestro camino, mucho mayores y poderosos que los obstáculos que anticipamos.
5. Un vacío gigantesco cuando alguien nos ha visitado y luego se va
Es normal que sintamos tristeza cuando alguien muy querido nos visita y luego se marcha. Sin embargo, hay ocasiones en las que esa sensación toma dimensiones superlativas.
Ese alguien se marcha y nos deja un insondable vacío en el alma. A veces llegamos a presentir que no vamos a volver a verlo, aunque no haya razones para pensar eso. Lo cierto es que lo tomamos como un adiós definitivo y nos genera un duelo.
6. El impulso de lanzarse al vacío cuando estamos en un lugar de gran altura
Algunas veces estamos en un lugar de gran altura y de un momento a otro sentimos como si el vacío nos sedujera. Aparece entonces un deseo contradictorio de arrojarnos y al mismo tiempo miedo de lo que estamos sintiendo.
Algunos señalan que esta es una de esas extrañas sensaciones que nacen un deseo oculto de “jugarse la vida”. En otras palabras, de enfrentarse temerariamente al peligro.
7. Abandonarse momentáneamente al cuidado de alguien que nos ama
Es otra de esas sensaciones extrañas y agradables que algunas veces experimentamos. Consiste en un deseo muy intenso de volver a sentirse como un niño frágil y dependiente. Aparece cuando estamos con alguien que nos ama y con quien nos sentimos seguros. Es un deseo como de no querer saber de uno mismo, sino que el otro se haga cargo de nuestra vida. No es un estado de mucha duración, pero sí es muy fuerte cuando aparece.
Estas emociones extrañas tienen en común el hecho de que combinan varias emociones básicas a la vez. Por eso nos parecen raras y por eso mismo casi ninguna de ellas es duradera. Son como un flash que aparece y desaparece cuando menos lo pensamos.