Es ese instante especial en el que sientes que todo encaja y estás listo para llevar las cosas al siguiente nivel. Pero, ¿cómo saber cuándo ha llegado ese momento? La decisión de comprometerse es una de las más importantes que tomaremos en la vida, y no hay una fórmula mágica para saber cuándo es el momento perfecto.
Según un estudio del Pew Research Center, la edad media para comprometerse en España es de 28 años para las mujeres y 30 para los hombres. Sin embargo, estas cifras no son más que eso: promedios. Lo que realmente importa es que tú y tu pareja os sintáis preparados para afrontar juntos los retos y alegrías que trae consigo el estar juntos.
¿Te da miedo dar el primer paso? No te preocupes, es normal sentir nerviosismo. Lo importante es hablar con tu pareja y expresar tus sentimientos. Si ambos están en la misma sintonía, el resto vendrá rodado.
¿Cuándo dar el primer paso para comprometerse?
Primero, escucha tu intuición. Si sientes que estás listo para hablar de compromiso, probablemente sea porque ya has notado señales en tu relación que indican que es el momento adecuado. Quizás habéis empezado a hablar más del futuro, o simplemente sientes una conexión y una estabilidad que antes no estaban.
Segundo, la comunicación es importante. Una buena señal de que es momento de comprometerse es cuando ambos podéis hablar abiertamente sobre vuestros sentimientos, deseos y expectativas para el futuro. Si te sientes cómodo hablando de temas serios y planificando juntos, es un buen indicativo de que vuestra relación está lista para el siguiente paso.
Tercero, el apoyo mutuo. Un pilar fundamental de cualquier relación comprometida es el apoyo incondicional. Si os encontráis apoyándoos mutuamente en los buenos y malos momentos, celebrando los éxitos y ofreciendo consuelo en los fracasos, entonces ya estáis practicando uno de los aspectos más importantes del compromiso.
¿Qué dicen los estudios?
El tema del compromiso en las relaciones de pareja ha sido ampliamente discutido y estudiado por diversos expertos y psicólogos, quienes ofrecen una variedad de perspectivas basadas en investigaciones recientes y observaciones clínicas. Un aspecto crucial que resalta en estos estudios es la importancia de la convivencia previa al matrimonio y cómo esta puede influir en la estabilidad matrimonial a largo plazo. Según un análisis detallado de estudios sobre la relación entre la convivencia prematrimonial y el divorcio, se ha encontrado que la convivencia antes del matrimonio no necesariamente está asociada con la inestabilidad matrimonial. Esto reta algunas creencias tradicionales y sugiere que la convivencia puede ser una forma efectiva de conocer a la pareja, más allá de sus manías y costumbres diarias, lo que puede contribuir a una mejor afinidad entre ambos.
Por otro lado, en el contexto actual, la decisión de vivir separados, pero juntos (conocido como «Living Apart Together») está ganando popularidad entre algunas parejas. Esta modalidad permite a los individuos mantener su individualidad, sus hábitos personales y, al mismo tiempo, compartir momentos especiales en pareja. La idea de no perder la individualidad y resguardar lo mejor de la vida personal mientras se comparte con la pareja es un concepto que puede ayudar a fortalecer la relación, proporcionando un mayor equilibrio entre ambos. Este enfoque requiere una comunicación clara y abierta, donde ambas partes expresen sus necesidades, expectativas y preocupaciones. Establecer una rutina de encuentros y mantener la conexión emocional son aspectos fundamentales para el éxito de este tipo de relaciónes.
La convivencia previa al compromiso formal puede ser una herramienta importante para conocer mejor a la pareja y construir una base sólida para el futuro. Al mismo tiempo, la opción de mantener residencias separadas, respetando la individualidad de cada uno, emerge como una alternativa viable y positiva para ciertas parejas. Lo importante es que las decisiones tomadas entre ambos sean el resultado de un diálogo abierto, buscando siempre el bienestar mutuo y el cuidado del otro.