Imagínate por un momento que estás en esa fase de tu vida donde todo parece un caos, pero un caos bonito, de esos que te hacen sentir vivo. En medio de todo eso, conoces a alguien que te hace decir «¡huy, esto es diferente!». Es bonito, sí, pero el reloj parece estar en tu contra. Aquí es cuando podemos encontrar a la persona correcta en el momento equivocado. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Social and Personal Relationships reveló que el timing es un factor crucial en la formación de relaciones amorosas. De hecho, cerca del 60% de los participantes identificaron el «momento inadecuado» como la principal razón para el fin de una relación potencialmente importante.
Más allá de la química y la compatibilidad, el momento en que nos encontramos en nuestras vidas juega un papel determinante en las relaciones que vamos conociendo. Muchos hemos sentido esa conexión eléctrica con alguien solo para descubrir que el universo parece tener otros planes. Esta experiencia nos da una perspectiva sobre lo que realmente valoramos y buscamos en otro ser humano. Nos enseña a ser pacientes, a creer en el timing universal y, sobre todo, a no cerrarnos a la posibilidad de que el camino vuelva a juntarnos con esa persona especial en el futuro. Como diría Paulo Coelho, «Cuando deseas algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.» Entonces, ¿quién sabe? Quizás el universo esté simplemente tomando un desvío para hacernos apreciar aún más el reencuentro cuando finalmente se produzca.
Si crees haber conocido a la persona correcta, pero no en el momento equivocado, fíjate en las siguientes señales que te vamos a decir. Si al final te sientes totalmente identificado, entonces sí podría llegar a ser el caso, por el contrario, entonces no hay de que preocuparse.
La chispa inapagable
Lo primero que hay que tener en cuenta es esa conexión instantánea que mencionábamos antes. No es el típico «me cae bien» o «es majo/a», va más allá. Es esa sensación de haber encontrado a alguien que parece entender tu versión sin filtros, con quien no necesitas explicar tus bromas porque ya las está riendo. Pero, ¿y si justo acabas de empezar la universidad y esa persona está a punto de mudarse a otro país? Ahí lo tienes, el escenario perfecto para el «momento equivocado».
«El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que lamentan, muy corto para los que celebran. Pero para los que aman, el tiempo es eternidad.»
Henry Van Dyke
El mundo conspira… contra vosotros
Como en esas películas, en las que los protagonistas parecen destinados a no estar juntos. Aunque no hablamos de mal de ojo, sino de situaciones más reales. Estás en un momento de tu vida en el que estás definiendo quién eres, quizás no tienes claro dónde vas a estar el próximo año o simplemente, las prioridades actuales no te permiten adentrarte en una relación o amistad más seria. Si cada vez que intentas quedar, planear algo a futuro o simplemente tener una conversación más allá de lo superficial, el universo parece poner excusas… y es que no podemos hacer nada.
La nostalgia de lo que «podría haber sido»
Este es un clásico. Si después de meses o incluso años, sigues volviendo a esos momentos compartidos, a esas conversaciones que parecían no tener fin, es que algo quedó pendiente. No es mero recuerdo bonito, es la sensación persistente de que esa historia tenía más páginas que leer, pero el libro se cerró demasiado pronto.
Crece con el tiempo, no se desvanece
A diferencia de otros encuentros pasajeros, este no pierde brillo con el tiempo. De hecho, cuanto más tiempo pasa, más idealizas esos momentos juntos, y más te preguntas «¿qué habría pasado si…?». La distancia y el tiempo no han hecho que te olvides, sino todo lo contrario.
La teoría del caos emocional
No se trata solo de sentir que algo bueno se quedó en el camino, sino de cómo esa persona sigue influyendo en ti. Quizás cambiaste de hábitos, perspectivas o incluso tomaste decisiones importantes inspiradas por esos breves momentos especiales. Esa persona se convirtió en un agente de cambio sin siquiera proponerlo.
Las personas entran y salen de nuestras vidas por diferentes razones y a veces, solo a veces, el universo nos da una segunda oportunidad para vivir lo que quedó pendiente.