¿Sabes esos momentos en los que te pillas mirando el móvil esperando ansiosamente su mensaje? O cuando te sientes increíblemente feliz solo porque te ha dado «me gusta» a tu última publicación. Pues bien, quizá no estés tan enamorado como crees, y lo que realmente te esté enganchando sea la atención constante que recibes. Según estudios psicológicos, nuestro cerebro libera dopamina, la famosa hormona de la felicidad, cada vez que recibimos atención positiva en redes sociales o en persona. Así que sí, básicamente, podrías estar enamorándote de la sensación, no de la persona.
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¿Conexión real o superficial?
Uno de los signos más claros de que lo que sientes es solo gusto por la atención y no amor genuino es la falta de interés real por conocer profundamente a esa persona. Piensa un momento, ¿qué tanto sabes sobre sus sueños, miedos o sus metas en la vida? ¿Te interesa sinceramente saber cómo se siente o prefieres que te pregunte cómo estás tú? Según un estudio de la Universidad de Harvard, las relaciones duraderas se basan en conexiones emocionales profundas, no simplemente en interacciones superficiales o cumplidos constantes.
Atención vs dependencia emocional
Otra señal clave es preguntarte cómo reaccionas cuando deja de darte atención. ¿Te sientes inseguro, preocupado o irritado cuando tarda en responder? ¿Notas cómo tu autoestima depende en exceso de sus comentarios o de que esté pendiente de ti? Esto indica una dependencia emocional bastante chunga. Expertos de la psicología relacional aseguran que las relaciones saludables se caracterizan por una autoestima sólida e independiente, donde no te derrumbas porque alguien te ignore durante unas horas.
Cariño, apego y amor
Ahora bien, el cariño y el apego pueden confundirse fácilmente con el amor auténtico. Muchas veces, el miedo a la soledad o a perder esa sensación de bienestar y atención constante hace que confundamos apego con amor. Pero ojo, que un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology demuestra que quienes entran en relaciones por miedo a estar solos suelen experimentar mayor insatisfacción y estrés emocional a largo plazo. Así que piénsalo dos veces antes de etiquetar como «amor» a lo que podría ser simplemente un cómodo apego.
Visualiza tu relación a largo plazo
Finalmente, una pregunta clave: ¿te imaginas a largo plazo con esa persona aunque la atención constante desapareciera? Si la respuesta es no, probablemente solo te guste cómo te hace sentir esa atención inmediata, rápida y constante. Y está bien admitirlo, de hecho es supersano hacerlo. Reconocer esto puede ahorrarte un montón de drama y ayudarte a construir relaciones más auténticas, basadas en el respeto mutuo y no solo en el subidón emocional momentáneo.