Si algo determina la personalidad de una persona, eso es la manera en la que reacciona cuando se enfrenta a los problemas. La verdad es que cuando estamos felices, pareciera que todo fluye. Pero cuando las cosas se complican, la manera en la que te tomas los problemas puede ser la clave para resolverlos.

¿Te has puesto a pensar en cómo reaccionas a los problemas y si es lo más adecuado o no? Con este test sabrás cómo afrontas los problemas. Observa la siguiente imagen y quédate con lo primero, ¿El gato sube o baja las escaleras? A continuación te diremos las respuestas.

Gato sube o baja escaleras

1. El gato sube la escalera

Si crees que el gato está subiendo las escaleras, es probable que seas alguien muy emocional a la hora de enfrentar problemas. No te fijas en los detalles de las cosas, más bien prestas mucha atención a lo que dice tu instinto.

En general eres optimista y no dejas que la situación te apabulle; sabes que tú tienes las herramientas para resolver todos los problemas. Pero, cuando las cosas se ponen particularmente duras, puedes perder el control y no saber para dónde ir.

Digamos, que te tomas los problemas con bastante tranquilidad… ¡Hasta que se e van de las manos! Debes aprender a poner los pies un poco más en la tierra y tomarte las cosas con más frialdad.

2. El gato baja la escalera

Si crees que el gato está bajando las escaleras, es porque eres una persona con la mente muy fría, que se toma los problemas igual que la vida: con la cabeza. Eso hace que siempre encuentres soluciones eficientes a los problemas… ¡Excepto cuando las cosas parecen no tener una solución lógica!

Cuando se trata de problemas prácticos, eres el especialista. La clase de persona que cualquiera querría tener al lado si se queda perdido en una isla. Tú encontrarás siempre la manera más eficiente de resolver las cosas.

Pero una ruptura amorosa, por ejemplo, puede ser para ti un callejón sin salida. Porque intentas buscar una explicación racional a algo que sólo tiene que ver con los sentimientos. Intentarás darle vueltas y descubrir la receta mágica. Con el problema de que, como quizá has notado, esa receta no existe.

Necesitas aprender a asumir tus emociones, y a entender que ellas no pueden explicarse. Solamente están ahí y debes aceptarlas.

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