El amor, ese sentimiento tan anhelado y a la vez tan complejo, puede ser un misterio para muchos. Nos preguntamos qué hacer para conquistar a esa persona especial, cómo mantener viva la llama de la pasión y, en definitiva, cómo construir una relación duradera y sana.

En un estudio realizado por el Instituto Gottman, se encontró que el 90% de las separaciones se pueden predecir observando las actitudes que las parejas tienen entre sí. Esto significa que, si somos conscientes de las actitudes que pueden alejar el amor y nos esforzamos por modificarlas, podemos aumentar considerablemente nuestras posibilidades de encontrar y mantener una relación sana y feliz. Por eso, si sientes que algo no va del todo bien en tus relaciones, quizás es hora de mirar hacia dentro y preguntarte: ¿Estoy contribuyendo a un ambiente de apoyo y respeto mutuo?

1. No apoyas su independencia

Cuando limitas la independencia de alguien, indirectamente les estás diciendo que no confías en su juicio o habilidades. Esto puede ser especialmente dañino en relaciones amorosas, donde la confianza debe ser el pilar central. Imagina que cada acción que quieres hacer necesita la aprobación de otra persona, ¿agobiante, verdad? Así se sienten ellos. Es vital entender que cada uno tiene su propio espacio personal, intereses y tiempos que deben ser respetados para que la relación florezca.

Además, apoyar la independencia no solo significa dar espacio físico, sino también emocional y mental. Esto implica animar a la otra persona a perseguir sus propias metas y sueños, incluso si no siempre te incluyen. Un estudio de la Universidad de Columbia encontró que las parejas que apoyan los objetivos personales del otro reportan mayor satisfacción en su relación. Por tanto, ser un buen compañero también es ser un buen fan de las aspiraciones del otro.

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Si realmente valoras a alguien, parte de este cariño implica dejar que sean ellos mismos con todo lo que eso conlleva. Esto no significa que debas desentenderte, sino todo lo contrario: implica estar ahí sin ser invasivo, apoyando sus decisiones y celebrando su independencia. Recuerda, una relación es un complemento, no un suplemento.

2. Compites constantemente con él

Es natural querer compartir logros con las personas que queremos, pero cuando la conversación siempre gira en torno a "yo hice esto, yo logré aquello", se puede convertir en una batalla en lugar de un intercambio saludable. Si te encuentras frecuentemente en esta dinámica, puede ser un buen momento para preguntarte por qué sientes la necesidad de competir con alguien que debería estar de tu lado.

La competencia puede ser estimulante en el contexto correcto, pero en una relación puede crear un ambiente de resentimiento y comparaciones. En lugar de motivar al otro, podría acabar haciéndole sentir que nunca es suficiente. La cooperación debería ser la clave en cualquier relación personal; trabajar juntos hacia metas comunes o apoyarse mutuamente en metas individuales puede fortalecer lazos y crear una sensación de equipo.

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Si cambias la competencia por celebración, verás una gran diferencia en la dinámica de tu relación. Cuando tu amigo o pareja logra algo, celébralo como si fuera tu propio éxito. Esto no solo mejora la relación, sino que también te convierte en alguien con quien los demás quieren compartir sus victorias y, lo más importante, sus derrotas.

3. No te honras ni te valoras

Si no te respetas a ti mismo, es difícil esperar que los demás lo hagan. La autoestima es la fundación sobre la que se construyen todas tus interacciones. Si esta base es débil, probablemente las relaciones que construyas también lo sean. Puede que termines aceptando menos de lo que mereces simplemente porque no crees que mereces algo mejor. Es crucial trabajar en reconocer tu propio valor.

Establecer y mantener límites saludables es una parte importante de la autoestima. Estos límites no solo te protegen, sino que también envían un mensaje claro a los demás sobre cómo esperas ser tratado. En relaciones donde no se valoran estos límites, es común que surjan conflictos y resentimientos. Tomarte el tiempo para entender y establecer tus límites no es egoísmo; es una forma de autorrespeto.

Por último, recuerda que el amor propio atrae amor. Cuando te valoras y te respetas, es más probable que atraigas y mantengas relaciones que reflejen ese mismo respeto y valor. Trabaja en quererte a ti mismo tanto como te gustaría que los demás te quieran y verás cómo no solo tu visión de ti mismo cambia, sino también cómo los demás te perciben. ¡Es un ganar-ganar en todos los aspectos!

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